Menor inversión: una de las grandes ventajas es que no tienes que pagarle a alguien que cree una página de ecommerce para comenzar a vender tus productos. La plataforma ya está disponible para ti y tu mercancía. Algunas opciones tienen una cuota mensual para brindar el servicio, pero es una inversión mucho más baja que la que podría implicar contratar y pagar a un programador.

Ahorro en el posicionamiento: el posicionamiento en un marketplace no representa una preocupación para los vendedores, en tanto que la misma plataforma se encarga de mostrar el contenido para obtener más ingresos y continuar con el círculo de ventas con el fin de retener a la mayor cantidad de personas y así ganarle a la competencia. Pero si deseas un poco de ventaja, es posible pagar por publicidad para que los artículos sean los primeros en visualizarse. Pese al posicionamiento natural que brindan las páginas, puedes invertir algo extra para atraer más clientes.

Facilidad de transacciones: Otra de las ventajas es que no hay que preocuparse por la forma en que pagará el cliente. Este tipo de plataformas se encargan de aceptar una gran variedad de divisas, hacer conversiones de monedas y llevar el sistema de seguridad necesario para que cada transacción sea segura. Si se tiene una ecommerce propia es necesario contratar una pasarela de pago y un sistema seguro para los clientes.